Lentes De Contacto
Cómo ponerse las lentillas
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Pero si pruebas las lentillas, es probable que cambies de opinión, ya que la mayoría de ellas son tan cómodas que te convencerán. Luego viene el siguiente obstáculo. ¿Sabré ponerme y quitarme yo solo las lentillas? A mucha gente le da repelús pensar en meterse un dedo en el ojo, pero, en realidad, ponerse y quitarse las lentillas puede ser muy fácil y, si lo haces con cuidado, puede ser totalmente seguro.
La mejor manera de aprender, y la más rápida, es seguir las indicaciones de tu profesional de la visión. Te enseñará a ponerte y quitarte las lentillas al tiempo que te dará consejos útiles sobre su uso y los cuidados que precisan.
Pongamos que hoy es el día que te estrenas en el uso de unas lentillas. Te acabas de levantar. Te diriges al cuarto de baño y te das una ducha. Ahora toca ponerse las lentes de contacto en los ojos. Es comprensible que estés un poco nervioso. Es la primera vez que te pones unas lentillas sin ayuda de tu profesional de la visión. Es normal tener nervios. Te explicamos lo que tienes que hacer después de la ducha matutina.
Empieza por lavarte las manos, si es posible con un jabón antibacteriano y sin perfume. Acláratelas bien y sécatelas. Lo ideal es utilizar una toalla vieja recién lavada que no suelte pelusa (ya sabes, esos pelillos que desprenden las toallas nuevas antes de lavarlas unas cuantas veces).
¿Te muerdes las uñas? No estamos aquí para juzgar a nadie. Pero, si tienen algún borde afilado o irregular, límatelas. Aunque no deberías tocar las lentillas con las uñas, es mejor ser precavido. Podrían rozar y desgarrar el delicado material de la lentilla, y hay que evitar a toda costa que algo afilado o con bordes irregulares se acerque a nuestros preciados ojos.
Ahora busca un lugar adecuado para colocarte las lentillas. Algunas personas prefieren hacerlo de pie, delante de un espejo vertical de tocador, mientras que otras lo dejan apoyado sobre una superficie y se inclinan sobre él.
Abre el estuche en el que tus lentillas mensuales han estado toda la noche en remojo o el blíster con tus lentillas desechables diarias nuevas. Si vas a empezar por el ojo izquierdo, abre el estuche o el envase que contenga la lentilla correspondiente. De ese modo evitarás confundirte y colocarte la lentilla graduada para el ojo izquierdo en el derecho y viceversa. Recuerda que es por la mañana temprano y que, aún medio adormilado, podrías equivocarte o incluso intentar ponerte las dos lentillas en el mismo ojo.
Algunas personas utilizan la misma mano para ponerse las lentillas de ambos ojos, pero tal vez te resulte más fácil usar la mano derecha para el ojo izquierdo y la izquierda para colocarte la lentilla derecha. Ya descubrirás qué te funciona mejor.
Si aprecias un reborde alrededor de la lentilla, un borde puntiagudo y afilado, quiere decir que está del revés. Ha perdido su simetría perfecta y está tensa, pero no hay razón para que tú lo estés. Basta con que le des la vuelta presionando los bordes de la lentilla con los dedos índice y pulgar de la otra mano; a continuación, procede como acabamos de indicar. Puede ir bien rociar la lentilla con un poco de solución salina para mantenerla humedecida. Si llevas lentillas desechables diarias y la lentilla parece estar manchada, deteriorada o rasgada, tírala y utiliza una nueva.
Ahora ya has sostenido la lentilla a contraluz y has comprobado su forma y que no presente desperfectos ni motas de polvo. Ha pasado el examen. Tienes una lentilla limpia y perfecta equilibrada sobre la punta del dedo. Bien hecho: vamos bien.
Ahora, con el dedo índice o el corazón de la mano libre, levántate el párpado superior y «pliégalo sobre sí mismo», presionándolo contra el hueso de la parte superior de la cuenca del ojo o contra la ceja. Eso impedirá que el párpado descienda y pestañee por acto reflejo cuando te acerques la lentilla al ojo.
Con el dedo corazón de la mano que sostiene la lentilla, estira la piel del párpado inferior hacia abajo, presionando contra el hueso de la parte inferior de la cuenca del ojo. De este modo mantendrás el ojo bien abierto y quedará despejada una amplia zona para colocar la lentilla.
Lo único que deberás hacer ahora es acercar la lentilla de manera lenta pero continua hacia el globo ocular, hacia la córnea. Mirar fijamente a la lentilla facilita este paso. En cuanto la lentilla entra en contacto con el ojo, se ajusta de manera natural, sin necesidad de hacer presión. Muévela un poco alrededor y luego retira con cuidado el dedo (la succión natural hace que no te lleves la lentilla contigo).
Para completar la aplicación, suelta con cuidado el párpado inferior y luego el superior. Cierra el ojo. Mira hacia arriba, hacia abajo, a izquierda y derecha con el ojo cerrado. Parpadea unas cuantas veces para lubricar la lentilla... ¡y date un aplauso!
Tápate el otro ojo: si ves bien, es que la lentilla está en su sitio. Si no, es posible que se haya quedado atrapada una burbuja de aire. Abre los párpados de nuevo y desliza la lentilla suavemente de lado a lado con la punta de un dedo o date un suave masaje por encima del párpado mientras miras recto hacia delante con el ojo abierto.
¿Todo bien? Ya hemos recorrido la mitad del trayecto.
Ahora tienes que hacer exactamente lo mismo con el otro ojo. Una vez lo hayas hecho, habrás acabado y podrás olvidarte de que llevas lentillas hasta el momento de quitártelas tras haber disfrutado de la comodidad de usarlas durante todo el día.
Lograr ponerte las lentillas prácticamente es el final de la rutina si usas lentillas desechables diarias. Lo único que falta es vaciar la solución del blíster y tirar el envase al reciclaje de plástico. En cambio, si llevas lentillas mensuales, tendrás que vaciar la solución del estuche de las lentes y dejarlo destapado en un entorno limpio para que se seque.
No hace falta que vuelvas a llenarlo de solución hasta la noche, cuando metas las lentillas aclaradas en el estuche y las bañes con solución para que vayan desinfectándose (siguiendo siempre las instrucciones del fabricante de la solución que utilices). Pero regresemos a la rutina de las mañanas. Tras colocarte ambas lentillas, puedes ponerte la crema corporal, el maquillaje..., en suma, proceder como sueles hacer normalmente después de ducharte. Piensa que, por primera vez en mucho tiempo, podrás ver lo que estás haciendo ¡sin gafas!
Vamos a hablar sin tapujos: los primeros intentos de ponerte unas lentillas de contacto pueden ser algo torpes. Es posible que te frustres y que no todo salga a las mil maravillas. Así que te recomendamos que no intentes hacerlo cuando el tiempo apremie. Tómatelo con calma... y practica. La mayoría de los usuarios de lentillas afirma que es como aprender a montar en bici o a conducir un coche. Una vez sabes hacerlo, el proceso es casi automático. Cada vez resulta más fácil y al poco tiempo serás todo un profesional, capaz de ponerte las lentillas en unos segundos y disfrutar de una visión clara durante todo el día.
Sin embargo, antes de convertirte en un experto, es posible que sueltes algún que otro improperio, que se te cierren los párpados cuando no toca, que te pongas las lentillas del revés y que dudes de que todo esta historia de llevar lentillas vaya a acabar llegando a buen puerto. Es posible que se te caiga alguna lentilla o incluso que la pierdas (por eso es buena idea poner el tapón en el lavabo antes de empezar a manipularlas). No dudes en regresar a la óptica para recibir más formación: es normal necesitarla y, además, es lo más inteligente que puedes hacer.
No. De verdad. Créenos. Tu profesional de la visión te habrá dado las lentillas que mejor se ajustan a tus ojos. Hagas lo que hagas, tanto si te cuelgas bocabajo como un murciélago como si saltas como un gorila en el gimnasio, las lentillas no se te van a salir del ojo. Lo único que tienes que hacer es no frotarte los ojos demasiado ni de manera brusca. Mientras el día avanza, tus lentillas permanecerán hidratadas (gracias al pestañeo y a la película natural de lágrimas de tus ojos) y se quedarán adheridas a tus ojos como un chimpancé a su madre. Es decir: que continuarán cumpliendo su función hagas lo que hagas... hasta que te las quites.
Otra creencia extendida es que ponerse las lentillas es doloroso. No lo es. No duele más que llevar gafas. Las lentillas son muy finas y ligeras, además pueden ser seguras. No deberían dañarte el ojo y no deberían hacerlo. Dejan entrar el oxígeno y que el ojo permanezca hidratado. Una vez te las pongas, probablemente te olvides de que las llevas puestas. Las únicas excepciones son si la lentilla está un poco sucia y, al ponértela, se te llena el ojo de motas de polvo o bacterias, si tienes que acostumbrarte a unas lentillas rígidas o si llevas las lentillas durante más tiempo del recomendado.
Que no cunda el pánico. Sencillamente, es imposible que esto ocurra. Alrededor del ojo hay un pliegue de piel que impide que una lentilla vaya donde no debería. Cierra los ojos, presiónate con suavidad el párpado superior y frota en dirección a la nariz: la lentilla acabará apareciendo debajo del párpado, lista para que la saques con total seguridad.
Si se te mete suciedad o polvo en el ojo al ponerte la lentilla, podría arañarte la córnea o provocar una infección. Lo más importante es cumplir a rajatabla las pautas que te ha dado el profesional de la visión. Nunca te pongas una lentilla sucia en el ojo. Utiliza solo soluciones estériles para aclarar las lentillas. Aun así, si las lentillas te provocan alguna incomodidad o si se te resecan los ojos, quítatelas y acude a tu profesional de la visión. Empecinarse en llevar lentillas aunque molesten es mala idea. Lo más importante es tu salud ocular.
Resumiendo: sigue las instrucciones que te han dado y reemplaza las lentillas tal como te han indicado. Si lo haces, descubrirás que las lentillas son toda una liberación y te permiten hacer cualquier cosa en la vida, sin límites. ¡Un nuevo mundo de diversión y libertad te espera!
LENTILLAS DIARIAS
Las lentillas desechables diarias son lentillas de un solo uso y para un solo día. No necesitan mantenimiento, así que son especialmente cómodas si estás siempre en movimiento.
LENTILLAS MENSUALES
Las lentillas de reemplazo mensual son reutilizables. Después de un mes, puedes desecharlas y reemplazarlas por un par nuevo.
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Consulta a tu profesional de la visión sobre el uso, el mantenimiento, las precauciones, las advertencias, las contraindicaciones y los posibles efectos adversos.
Consulte a su profesional de la visión para obtener la lista completa de indicaciones, contraindicaciones y precauciones. Alcon y los logos de Alcon son marcas comerciales de Alcon.
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